Un día, no hace mucho tiempo, íbamos paseando y de repente aparecen cinco perros y sus dueños. Mi perra empezó a ladrar y a ladrar mientras atacaba a los perros. Sus dueños se pusieron muy nerviosos y cuando me giré a la derecha, me encontré con un cartel con una foto que ponía: “Se busca a cinco chicos vestidos de negro que siempre están paseando con sus perros. Son peligrosos. Tienen muchas drogas y una pistola.” Yo me quedé tranquila y cuando vi que giraban la calle, llamé al número que ponía en el cartel. Mientras hablaba iba andando detrás a mi perrita que estaba siguiendo su rastro. En diez minutos la policía estaba en el mismo sitio que yo les había dicho. Esos cinco hombres fueron a la cárcel y sus perros se fueron con unas ancianitas, que los confundieron con hembras y los vistieron con vestiditos hasta el resto de sus días.
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