Me llamo Noelia. Vivo en Íllora un pueblo muy bonito. Estudio en el colegio Gran Capitán y estoy en tercer ciclo. Tengo una hermana que esta en el instituto.

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My name is Noelia. I live in Íllora is a beautiful town. I'm estudy in the school Gran Capitan and I'm in third cycle. I have a sister in institute.

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lunes, 6 de mayo de 2013

Con la escoba

Esta lectura enseña que hay que ser honrado y que si ves algo que no es tuyo debes devolverlo a su propietario, pero si te ofrecen algo no debes desaprovecharlo.

El abuelo y su memoria.


El abuelo de María, que tiene la memoria un poco regular, ha llegado de la tienda de chucherías y se ha dado cuenta de que no tiene las llaves para entrar en su casa. Está esperando a que sus nietos vengan para poder entrar. Cuando ellos llegan de la escuela, ven a su abuelo en la puerta de su casa esperándolos para que le abran la puerta.
- ¡Abuelo! ¿Otra vez se te han vuelto a olvidar las llaves? –dice María.
- Sí, María, pero esta vez tengo una explicación...
- Abuelo, te tengo dicho que las pongas en el casillero de la puerta -le interrumpe Pedro.
- Ya, si eso hago, pero se me olvidan siempre. Anda, entremos dentro y pensemos una solución.
Entran en la casa y piensan en algo para que al abuelo no se le olviden más las llaves. María se acuerda que el abuelo tiene una gran ilusión por tener un cencerro y escucharlo cada mañana; y recuerda que, pocos días antes, en una tiendecita vio un llavero de cencerro. Fue corriendo a comprarlo y se lo regaló a su abuelo. Al abrir la puerta, el abuelo siempre escucha el sonido de su cencerro, coge las llaves y nunca más se vuelve a quedar sin ellas.

Tuaila la elefanta del circo

Tuaila es una elefanta que hay en el circo. Ella es de estatura mediana. Su pelo es suave y es de color negro con rasgos dorados. Sus ojos son pequeños y sus orejas son grandes y caídas. Su trompa es larga y sus patas son fuertes y gruesas. Es simpática, graciosa y juguetona. Todos los años voy a verla.

Tífani

Una niña llamada Tífani vive en una mansión. Tífani va descalza, porque le encanta pisar la tierra de su jardín. Está escribiendo en su diario lo que le ha pasado en el día. Sus padres son los jefes de una industria de barcos de Inglaterra. Ella no tiene hermanos, ni amigos, porque nunca ha salido de su casa. Su mirada intenta ocultar la tristeza que hay en su vida por la soledad y la desolación.
A Tífani le gustaba mucho hacer amigos, pero siempre que se acercaba a uno, no se sabía por qué, salía corriendo con cara de susto, y cuando miraba hacia atrás, allí estaba su mayordomo preferido. Un día, Tífani descubrió que alguien la seguía fuera donde fuera, pero no sabía quién era. Después de varios meses intentando averiguarlo, descubrió que era Federico, su mayordomo preferido. Ese mismo día, Tífani se armó de valor y habló con él.
- ¿Por qué te empeñas en arruinarme la vida, Federico?
- Yo no intento arruinarle la vida señorita, lo que pretendo es protegerla del mal ajeno.
- Pues te informo de que me la estás arruinado. Por tu culpa la poca gente que se acerca a casa se espanta y no tengo ninguna vida social.
- No puede tener vida social con esa gentuza que no sabe ni donde tiene la cabeza. Usted tiene que relacionarse con gente de su nivel, como Frenchua, Francisca y Esteban.
- ¿Con esos niños que les preguntas que qué hora es y se ponen a decirte que si es que no tienes reloj y que te miran por encima del hombro
- Pero son muy buenas personas.
- No, son unos estirados y yo no quiero llegar a ser como ellos. Yo quiero ser una niña normal, que juega, que se ensucia, que va al colegio con sus compañeros, que nunca está sola y, por supuesto, quiero divertirme.
- ¿A la escuela pública, que solo hay gente que no tiene aspiraciones y que no saben leer?
En ese momento llegó el padre de Tífani, que la quería más que a su vida. La niña echó a correr como si hubiera visto un lingote de oro.
- ¡Hija mía, qué grande estás y qué guapa!
- ¡Je, je, je! Papá, quiero ir a la escuela pública y quiero que Federico me deje salir de esta prisión con barrotes de hierro.
- ¡Como! ¿Que no te dejan salir?
La niña negó con la cabeza. Su padre llamó a Federico que intentaba huir.
- Federico, ¿eres tú el que no deja salir a mi hija?
- Sí -dijo con voz temblorosa-, es para protegerla del mal que corre por esos bichos de ahí fuera.
- El que debe protegerla soy yo, que soy su padre. Vale que yo no quiera que vaya a sitios peligrosos, pero ella puede tener la vida que quiera, puede salir, puede correr e incluso, si quiere, puede ir a la escuela pública.
La niña asintió con firmeza y se escondió detrás de su padre mientras Federico la miraba con indignación.
- Bueno, Federico, me parece que te vas a tener que ir a tomarle el pelo a otro y te voy a denunciar a la escuela de mayordomos.
- Vale, me iré, pero no me denuncie, porque me quedaré sin trabajo y nadie me querrá como mayordomo.
- Guardias, -dijo el padre de Tifaní- llévense a este hombre y denúncienlo a la escuela de mayordomos.
Federico se fue llorando y quejándose hasta que desapareció.
- Bueno hija, te llevaré a la escuela con los demás niños; pero tengo una buena noticia para ti.
- ¿Sí, qué es papá?
- A mamá y a mí nos han trasladado a la empresa de la ciudad para siempre, así que no nos separaremos nunca más.
La niña, impresionada y super contenta, le enseñó a su padre un cuadro que había hecho de toda su familia. Después de varios meses supieron que Federico estaba trabajando en el Burguer King y estaba muy cambiado. La niña fue al colegio y al instituto con los demás niños y a sus padres los ascendieron hasta que llegaron a ser los jefes de todas las empresas.